jesúsrené

Crítica destructiva y opiniones sesgadas sobre temas (ir)relevantes

martes, septiembre 13, 2005

De la superioridad del hombre de Neandertal

Comparto un fragmento de un artículo que encontré en el Barcelona Review:
«Uno de los misterios de la arqueología, si no su razón de ser, es la explicación de la extinción del hombre de Neandertal, quien habitó las faldas de las montañas de Europa, Asia y el Oriente Medio hará unos ciento cincuenta mil años. Poseedor de una masa cerebral superior a la del Homo Sapiens, y capaz de fabricar sus propias herramientas, el último hombre de Neandertal fue empalado hace unos treinta mil años, es decir, durante el apogeo de nuestra especie.
Los arqueólogos más eminentes sugieren su aniquilación a manos de nuestros sangrientos antepasados, una hipótesis que cualquiera de las atrocidades perpetradas en este mismo momento por algún soldado adolescente corroboraría. Podríamos asimismo inferir un aniquilamiento en masa, afín al emprendido por los alemanes de la Europa del siglo veinte contra sus congéneres más prósperos de cabellos negros y pupilas oscuras. Varios textos sagrados corroboran esta hipótesis; en el libro del Génesis, Caín mata a Abel no sólo por celos, sino principalmente porque Abel prospera como agricultor sobre su empobrecido hermano el pastor; en Metamorfosis de Ovidio la paz de los tiempos más primitivos se ve alterada por la aparición del hierro:
...de duro est ultima ferro./protinus inrupit venae peioris in aevum/omne nefas: fugere pudor verumque fidesque
[...la última edad es la del pesado hierro/Con la cual la peor perversidad emerge:/la modestia, la verdad y la fe escapan]
Lo que pocos antropólogos o etimólogos se atreverían a considerar es la superioridad del hombre de Neandertal sobre el Homo Sapiens. Uno de los factores que más escozor suscita entre los prosélitos de Darwin es el excedente de masa craneal del hombre de Neandertal. En su afán por controlar nuestra conciencia, nuestros científicos se empecinan en confinar nuestro ser a nuestros sesos, y a determinar nuestra inteligencia según nuestro DNA. De ser cierto, dicho presupuesto corroboraría la superioridad del hombre de Neandertal. Nuestros darvinistas, sin embargo, aclaran inescrupulosamente que la masa craneal del hombre de Neandertal no es indicativa de su inteligencia, sino de su torpeza, ampliamente demostrada por el hecho mismo de que esta especie ya haya sido aniquilada...»
Carvalho, Emanuel, Compendio de terquedades científicas (Coimbra, 2002), p. 234.