jesúsrené

Crítica destructiva y opiniones sesgadas sobre temas (ir)relevantes

martes, septiembre 20, 2005

antropología y deconstrucción

No es extraño que algunas veces los antropólogos tomen el sueño de pureza, inocencia y presencia de Rosseau. Este tipo de argumentación es planteada por Levi-Strauss en su escrito Tristes Trópicos, donde relata su visita a las tribus nambikwara en la región de Matto Grosso, Brasil. Manifiesta que incluso se sintio "apenado" por alterar la pureza de los habitantes de la región, de quienes admiraba su naturaleza, sexualidad comunal y el acceso al conocimiento a través del mito, no de la ciencia. Lo que le pareció extraño es que los habitantes de la tribu lo comenzaron a imitar en su gesto de escribir, aunque ellos sólo lo hacían de un modo rudimentario, trazando algunas curvas y rayas. Pronto el jefe de la tribu "presumió" que él sabía escribir de verdad, a lo que el resto de los indios respondió llevándole regalos y tributos de distinta especie. Y es ahí donde Derrida deconstruye la fantasía de pureza e inocencia de Levi-Strauss, pues contraargumenta que la tribu siempre ha estado sumida en un sistema de diferencias y desigualdades en cuanto al poder y distribución de los bienes. Pese a que los nativos no saben escribir, en el sentido convencional de la palabra, las relaciones no equitativas de la tribu de hecho indican por medio de distintos tabúes, mitos, códigos y costumbres, una forma de signo o escritura sin alfabeto. La influencia corrupta de la civilización es mito. Lo contrario sólo anhela algún tipo de presencia logocéntrica.